Se prendieron mis ojos en deseos
y mi vida llenó con su fragancia,
y las luces que habían en la estancia
palpitaban igual que sus jadeos.
Se cubrió el corazón de loca furia
al mirarla desnuda, tan erótica!
delicada, exquisita, apoteósica,
que llenaron mis venas de lujuria.
En su cuerpo de seda, bien pulido,
se escondía pasión incandescente,
su capullo sensual, incontinente,
me pedía que fuera poseído.
Por sus formas mis manos deslizaba
con pasión desbordada, trepidante,
en sus senos lozanos, tremolante
mis anhelos voraces los saciaba!
Embebida de amor por mis hinojos
sucumbió apasionada y palpitante,
es la entrega más dulce y desbordante
que ha colmado completos mis antojos!
Encendido, en su lirio inmaculado
destilaba en su vientre mis esencias,
escuchando su orgasmo con cadencias,
como trino divino y perfumado!!
Autor: Aníbal Rodríguez.