Siempre eh creído en el poder de mi imaginación,
y de lo detallada de mi eterna memoria.
Son los únicos medios qué me permiten salir,
qué en su complexión me ayudan a vivir.
Puedo crear, volar, soñar, todo en mi imaginar.
Los infinitos universos de mi mente son inmensos.
No hay límites en el verso después de controlarlo;
la prosa se vuelve mágica al momento de hacerlo,
imaginar cualquier lugar, cosa, persona o sentimiento.
Sentir qué viajas a una playa de otro planeta,
al lado de la persona qué más amas,
acompañados de las estrellas más relucientes.
Sin tiempo ni destino qué interfiera en el camino.
Puedes volar como un ave o el ángel aquel
qué en batalla cayó por creer.
Miles de emociones pasan al encender la máquina
creadora de trillones de momentos e instantes.
No se necesita ser inteligente, sólo es de
cerrar los ojos o simplemente cerrarte a tu mundo.
Si puedes expresarlo, tendrás arte en un santiamén;
escribirás, lloraras, pintaras y al final dirás amen.
Mi imaginación es fuerte, y no importa lo qué opinen.
Sólo se qué ella es la mayor fuente de suspiros,
sueños, inspiraciones y motivos para vivir.
Cada día es tranquilo al fantasear lo inimaginable,
al caer en mundos insólitos y extraños,
en ellos creer en mi nuevo descubrir.
Las utopías de mi cabeza fluyen ansiosas
por brotar a la realidad y su eternidad
se qué en ellas eternamente pobre vivir
en cualquiera de los cosmos de mi imaginar.
Por eso simplemente te invito a imaginar,
a darte el empujón de idear,
y armar mundos donde podrás ser
la persona qué eres en verdad.
Sin la amargura de la realidad,
mucho menos de la maldita soledad.