Comienza a caer la tarde, la noche se viene lenta
un rocío que cae suave mojando las espalda
del hombre que viene del trabajo llegando cansado a casa.
Un hijo viene desde lejos a descansar el fin de semana
su madre le espera para atenderle y prepararle sus ricas comidas
y un buen tazón de leche que le guarda para que se recupere
de una noche de bohemia donde celebraba sus cincuenta años,
un medio siglo que el hombre ya traía a cuestas.
Cuídate hijo, le decía la madre cuando lo veía salir,
con lágrimas en los ojos rezaba pidiendolé a Dios
que le cuide a su niño, porque no quiere mas sufrir.
Han pasado las horas, el hijo aun no a llegado
la madre con su Biblia en la mano rezando por su hijo
amado.
Porque me dejas tan sola hijo mío,
por que prefieres a los amigos el trago y yo que soy tu madre y te parido
me dejas tan de lado.
Te espero toda una semana con algo rico
para atenderte con alegría, pensando tantas cosas malas que
podrían pasarte en el trabajo y yo sin saber si estas bien, o enfermo,
no puedo dejar de preocuparme.