El frío crepúsculo
se nos licúa triste
en las cordilleras del olvido,
mas una nueva primavera
apenas desflorada
se nos vierte rauda,
en incontenible
lapsus desgastado,
en la desubicada enredadera
de la tarde,
de deslumbrado... y apenas
incomprensible labio,
intangibles ecos
de altisonante tacto
apenas se nos deshacen
tristes...
entre lirios pudorosos,
a veces melancólicos...
de incontenible adiós.