¡Sombrerón! ¿Acaso no observas que tu presencia es tierra y tu mente una constelación?; ¿Por qué no habrías de ser presumido si tienes todo a tú disposición?
Tú eres la imaginación, yo soy la ilustración, siempre llevas un sombrero ocultando tú cerebro, te dan seudónimos y te llaman constantemente presumido, orgulloso, fatuo, presuntuos; mas no lo tomas como una consternación.
Te he analizado paulatinamente en el espejo, es una injusticia, vos conocés mi fisionomía, yo en cambio tú infiel sabiduría.
Te nombraría funes el memorioso, con el toque secreto de Sherlock Holmes, perspicacia para comprender que somos Jekyll y Mister Hide; ¿Te describo o me describes? Una elocuencia muy eficaz, somos uno o ninguno pero siempre recurriendo a la vanidad.
¡No! Mí vanidad no es referente a mí belleza, sino a la belleza de mí mente.
No sois humano sombrerón, sois un mago vanidoso.