Soneto Sáfico
Amada tú eres Lúcida y Serena,
enhiestas siempre ondean tus virtudes;
con garbo llevas puestas dos colmenas...
¡que allá en las propias cumbres bien sacudes!
Ejerces presta el rol de niña buena,
lo saben estas manos que no eludes;
acudo a ti buscando excelsa cena...
¡saciado quedó al fin, jamás lo dudes!
Procaz lo sabes linda nunca he sido,
jamás querré emular al Aretino...
¡refugio hallé en tu pecho y tibio nido!
Desfogo aquí en mi verso aceite fino,
por suerte soy poeta bien nacido...
¡brillar allá en las cimas es mi sino!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino