ASTROS
Astro apagado, punto que se tambalea
y suicida sin nombre ni memoria
se arroja al vertedero del vacío.
Astro apagado, interfecto, muerto
en tentativas vanas por llegar a ser estrella.
Continuo adiós. Astro de ánimos fugitivos
amenazado y eternizado en daga o dura
espada. De Damocles. Que hiere, troncha,
mata, que doblega todo intento de respiro
frustrando un principio de reacción.
La espada, corta, saja, descalabra dichas
y horizontes, mata.
Alentar de nuevo vida ante la sorprendente
aparición de otra constelación, ebria
luminaria de posibles horizontes,
mundo o génesis fosforescente que se ensancha,
que se expansiona, que se droga de eternidad
desterrando silencios, rendición de huesos,
rotas aristas, bárbaros himnos, mellados filos.
Cerrar los párpados. Abrirlos al enramado
giro cósmico, germinal y mágico de ilusión;
persistir en la extraordinaria verdad que deja
perpetuar -cual aleve sueño- el universo …
DESDE EL FONDO Cuaderno V.
desde el 4 de octubre de 1978 al 27 de julio de 1980
©Teo Revilla Bravo.