Sabes se parece a ti
la soledad con qué te engaño.
En mis días grises
los cigarrillos son oxígeno,
el alcohol mí llanto
y las drogas el pasaporte a tu recuerdo.
Ahogado estoy en tu nombre,
en el mar de tu ojo izquierdo,
en el universo del derecho,
en lo frágil de tu figura
y lo diminuto de tú alma.
Ella la soledad pide atención,
pero lo único que puedo hacer esta en mi pecho,
es el recuerdo y el imaginar el latir de tu corazón
está en la imagen de los movimientos lentos de tu cuerpo
y en lo increíble de tú bella sonrisa.
Estoy exiliado en el mundo de mi folio,
que se llena de palabras,
que evocan tu nombre.
La guirnalda de mi primavera,
el copo de nieve de mi invierno,
y el corazón desojado de mi otoño,
que está sangrando por no tener un verano
ni la mujer por la que vive ahogado.