Luz de besos incrustados en la luna
sembrados con flores de amanecer.
Corazones latientes, que emanan
auras divinas.
Andanadas de sueños se mezclan
en el zenit de la noche,
donde escarabajos misteriosos
sorprenden dulces momentos
entrelazados con áureo suelo
y pasos de cercanía.
Rotos panales derramados
ante los ojos discretos,
quedan como alimento de
encuentros clandestinos
donde la vida se torna en rosada palabra,
ungida de mariposas azules.