Wilkin Beltré De Oleo

Una noche cualquiera

 

Una noche joven

que empezaba a envejecer
nos llevó como una ola

en un mar bravío

salpicados por una llovizna
a una mesa redonda y solitaria de un bar

de la calle Padre Ayala.

 

En tan sólo treinta y tres minutos
llovieron bajo el techo oscuro
miradas con lujuria
frases con deseos
caricias con fuego
y empujones al desnudo.

 

Sentados allí
empezó aquel roce de pieles
que ahogó mis dedos en su placer
sus labios dejaron su marca

impresa en todo mi cuello
y su boca hambrienta

terminó llenándose de mí.

 

WBelDe (Derechos Reservados)