Posiblemente ya no recuerdes ni mi nombre,
quizá ya solo sea en tu memoria una historia un día vivida,
en donde el tiempo haya sido el causante del olvido de mi existencia.
Seguramente ya no recuerdes el olor que desprendía al sentir tu amor.
Ni los llantos de felicidad que tus palabras me provocaban cuando me decías que me querías.
Ni las caricias que me hacían vibrar, estremecer de placer,
cuando te recorría con mis suaves manos todo ese cuerpo,
que yo, sigo recordando.
Grito tu nombre en los momentos de soledad,
en donde el eco rebota en mi corazón
que llora tu ausencia.
El silencio es quien me descubre esa ausencia,
ese vacío de mi existencia.
Pero yo, todavía sigo aquí, esperándote
creyendo en que algún día, vuelvas en mi búsqueda,
susurrándome al oído que jamás me habías olvidado.