Cuando la noche desperece
sobre el nido de tu regazo
cuando el lucero encienda
el brillo de tus ojos
que perdidos en la mirada
se sacian de amor,
cuando la celosa luna
tus cerezos humedezcan
con la dulce miel de su luz
y el sentimiento tu piel erice
cual dorada espiga
de trigo y oro
meneando en una brisa
se convierta en dueña
de tu sutil esencia,
entonces sumiso, yo seré
de tus ensueños anacarados
el néctar y el incienso
el Pegaso y el jazmín;
la cautiva fragancia
de tus rosados labios
cabalgando el unicornio
de tu inmaculada pasión.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
- Argentina - 16-09-2016
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