Flores que riegan sus petalos en el mar.
Flores que abren sus petalos con tan solo rozar.
Aris del rey, suspiró y dijo, Que bella!, pero loca, pensó; cualquier beso puede besar su boca; cualquier queso puede derretirse sobre su cuerpo, ir detrás de ella es como perderse en el decierto y comer de su fruto es como morir sin estar muerto.
Reflexionó: Un conjunto de bellas mujeres que solo mirarlas es un riesgo, el tonto cae en sus redes y el que se pasa de fresco. Y yo soy testigo de eso, mientra la veía por poco y me chaca un motor, crusaba la calle, y por poco me lleva un tractor y trate de sastisfacer mi curiosidad, le pre- gunte, descubri que detras de su belleza había un yugo que ella deseaba la fealdad.
Realmente,