Iba un cojo caminando
por un áspero sendero,
en cada paso que daba
tropezaba con los cierzos,
no conocía el camino
ignoraba los escollos
encontro una mano amiga
que le estaba dando apoyo.
Esa lazarilla buena
es también muy impulsiva
es de carácter muy fuerte,
cualidad que el cojo admira,
conoce muy bien las brechas
de la senda que camina
y por sus conocimientos
mucho la respeta y estima,
y si por un comentario
hoy le niega su amistad,
el dijo lo que pensaba
no va a ponerse a llorar.
Perdón no puede pedir
porque dijo la verdad,
si tenemos gran sapiencia
a otro no hay que lastimar,
no debe apagar su luz
y ver la nuestra brillar;
le agradece sus consejos
y que triunfe mucho más!
Autor: Aníbal Rodríguez.