Perdona por haber dudado de ti,
por esos minutos u horas
que nos hemos robado.
Perdona por haber creído que
que cerrabas los ojos para descansar de mi,
cuando los cerrabas para verme mejor sin
mis defectos.
Perdona por haber dudado de ti,
cuando tu amor ha sido tan seguro,
como el regreso de las cigüeñas
en locas primaveras.
Perdona por no haber sabido valorar
tus naturales defectos que son excesos
de madre y compañera.
Perdóname si en algún momento
se quedaron dormidos los sentidos
y olvidé volar contigo, porque hay
mucho cielo por recorrer.