facundo perkins

Discurrir

Mueren las lunas , nacen los soles

Pasan los días , suceden las noches

se amotinan las nubes , se deshacen en lluvias

en el terso tobogán de un pétalo de rosas

se desliza el tiempo en un latir de gotas

 

se avecina el sueño , duermen los desvelos

De vendavales de iras , a bonanzas de encuentros

Llegan los   abrazos , se deshielan los afectos

Albor sobre las mentiras , despunta lo verdadero

 

 

Fenecen las flores ,en briznas de bostezos

Exhalaba diáfanos perfumes,  en los estíos de febrero

agoniza esparciendo , semillas letárgicas al viento

Germina la vida , bajo un claustro sibilino y muerto

 

Se apagaron nuestros padres

pero se encienden en sus nietos

Somos los niños que ayer fuimos

Hoy viejos , henchidos de recuerdos

 

Pasa , todo pasa , pasa de prisa como un trueno

Resplandor que refulge

En el profundo dédalo de pérdidas y reencuentros

Secuencias de luz y sombra que se escurren

De un lado a otro de la memoria

Inundación del cronos que desborda

Rebasando los causes del aquí y el ahora

 

Pasan los amigos , soledad de abuelos nos devora

Pasan las derrotas , retornan las victorias

Múdanse las glorias en sayales y duelos

atardece la locura , brisas de mesura que adormecen

coronando las sienes exangües con sus ínfulas

En una tarde solitaria que se muere,

sobre un horizonte anémico se desangra

en un charco inmarcesible traspasada

por una faca herrumbrada de arcanos oros

 

Corre con pies ligeros en su arduo errabundeo

en un sol evanescente creyeron ver su vuelo

en el éxodo cíclico de constelaciones peregrinas

en los ríos que caminan ,

en cenizas que fueron una vez fuego

 

 

 

Muere la tristeza y mueren los olvidos

Muere el sudor de la frente y sus fatigas

Mueren los orgullos y gallardías

Es la verdad última que nos afrenta

Párpados de hierros que se abisman

Sobre ojos de mañana sin trinos

Es el arpegio armónico de estrellas que se mecen

En  un cántaro oscuro resquebrajado y pensativo

Sobre un cadalso espera su periplo

Cuando inmolado sea por un aliento mezquino

 

Es la quietud de una tarde en invierno

el silencio es la antesala que precede

al gozo indecible e impoluto del destino

Te rehaces de nuevo en el taller del Artesano

En el polvo primigenio del comienzo

Es el tiempo que se muere , no lo olvides

El final es el principio hacia lo eterno