El retumbar del relámpago en el más allá,
todos los sentimientos se empiezan a quebrar.
La lluvia triste y fuerte comienza a llegar.
El latir del corazón se compara al trueno del cielo,
el frenesí de sentir tu cuerpo me eleva al húmedo firmamento,
el agua corre en nuestros cuerpos hirviendo por el deseo.
Viento fuerte rompe el silencio de nuestras miradas,
fugaces ráfagas cubiertas de agua, empapan nuestras alamas,
la pasión no se detiene, la tormenta solo acompaña.
La brisa y el mundo se aceleran al ritmo de nuestros movimientos,
qué se mueven igual a nuestras manos acariciando el placer.
No importa el frío, la brisa refresca, con amor nos llena.
En el orgasmo del clima de la tierra la lluvia termina.
Tú y yo llegamos al clímax, con flores en la garganta,
que simples con sus espinas, nos sacan gritos de complacencia.
Al oler la tierra mojada, y a tú piel empapada con agua
y sudor mío y tuyo en una deleitante combinación, vuelvo estallar.
Nuestras miradas se vuelven a ver, después de estar en blanco
los iris toman color y vemos el amor qué damos y nos rodea.
No hay distancia, ni barreras. Sólo tú, la naturaleza y yo,
disfrutando del gozo de tener nuestros cuerpos ligados.
A la vida en el frenesí del deseo, el amor y el placer.