Querida; perdóname si no te debo nada
Que el viento te de mis lamentos
El té
El aroma de los momentos
Y que nunca sepas que regrese
El mar limpiara las playas de nuestras huellas
Los espejos serán lo único que nos una
Cuando el infinito haya acabado
Y más aún…
Cuando el viento una las cordilleras
Y los olores llenen las expectativas de hambre
El desierto sea cálido
Y con su arena pueda hacer un castillo.
Y ahí nos recordaremos.