Cuando empieces a abrir tus pétalos de púber candorosa
y tu cuerpo de mujer florezca en el jardín del mundo,
cuando empieces a convocar las hábidas miradas
de los ojos que estrenan los muchachos,
y de otros que aun ya viejos de mirar son atrapados
por las formas que natura te ha obsequiado,
podrás estar segura que has salido del mundo de las hadas
y que has entrado a otros mundos, tanto o mas ficticios,
en donde tu cuerpo juvenil será otra mercancía
que competirá con autos, vestidos, perfumes y edificios.
Tendrás que acostumbrarte poco a poco
a todo tipo de mirar curioso
que como rayos X escanearán por todos tus rincones
anhelando atravesar los vestidos que te pones.
Tus piernas, tus caderas y tus pechos altivos y lozanos
alimentarán la mente de un morboso sujeto adolescente
que te raptara sin permiso a su febril mundo de pasiones
y bajo las sábanas de todo olor repletas
se divertirá como loco con tu imagen en la cama.
Sembrarás más de una envidia pueril en tus amigas
como la que tú cosecharás también por ellas.
El rincón de tu mundo imaginario se poblará de hombrecitos
a los que conservarás en fotos de bolsillo
que como chicle anodino y reciclado
no querrás tragar porque los necesitarás
para salivar con tus amigas los comentarios de corrillo.
Ese será parte de tu rol de mujer en próximo futuro,
el cual encontrarás en casi todo libro que abras,
la otra parte, tal ves el rol mas digno y verdadero,
el que te identificará en este mundo como dama
ni aún siendo yo mujer podría describírtelo en palabras.