PARA MI HIJA
Es una mañana de invierno, de un día lluvioso y frío, y parado frente a la ventana, contemplo a través del vidrio, la lluvia que cae suavemente casi sin hacer ruido, y en mi mente los recuerdos parecen abrirse camino, me acuerdo de la hija ausente, que aunque este lejos nunca la olvido. Porque donde quiera que valla su recuerdo va con migo. Por eso que en este día, al verme medio aburrido, agarro un papel y un lápiz y algo como un poema escribo. Que no tendrá palabras dulces talvez no sea muy lindo, pero esta lleno de ternura, de amor de padre y cariño. Si al escucharlo las lagrimas, tus ojos han humedecido, no te avergüences por eso si a mi me pasa lo mismo. Debe ser cosa de la vida, o talvez cosa del destino, pero un día criaste alas y volaste lejos del nido, dejando triste la casa, silenciosa sin un ruido, porque ya no se escucha tu canto, ni tu risa ni tus gritos y hasta las plantas parece que tu ausencia han sentido, porque este año tampoco el jardín ha florecido. Y cuando llegan las fiestas y estamos todos reunidos, miro alrededor de la mesa y veo un espacio vacío, me entra como una amargura, una tristeza como un frío, siento ganas de llorar pero ago un esfuerzo y me río y levanto en mi mano la copa llena de vino brindo por tu felicidad y siento como un alivio, y así han pasado los años que a mi me parecen siglos, desde el día que te fuiste buscando otro camino, para labrarte un futuro que tienes bien merecido. Por lo mucho que has luchado o por lo tanto que has sufrido y hoy que has formado tu hogar con miles de sacrificios y dios te ha dado la dicha de concederte tres hijos, que serán como una luz en tu vida que alumbraran tu camino y yo contento con dios, contento y agradecido porque veo que en partes, tus sueños se han cumplido. Esa es una razón, será más que un motivo, para que sigas luchando es todo lo que te pido. Si al escucharme las lagrimas tus ojos han humedecido no te avergüences por eso, si a mi, si a mi me pasa lo mismo.