AliciaTorres

Rota

En la cama había pedazos de mi pecho, eran tan filosos....  perfectos para zurcir las almohadas que destrocé y asfixie con mis lágrimas tratando de silenciar mi sufrimiento...nadie debía escuchar el estruendoso ruido de mi debilidad que me quebraba lentamente.
Después de reparar el daño en mi cama decidí re acomodar las piezas que se habían desprendido de mí, no sería tan difícil...
Me quité la blusa para que fuera más fácil acomodar las piezas en mi pecho y me percaté que un área no tan diminuta hacía falta en mi costilla, el tórax igual estaba incompleto pero con una peculiaridad… adentro estaba hueco, lo sabía por que no escuchaba mas que eco, ni un solo latido, solo grietas que se extendían por todo mi pecho. Busqué por todos lados, en las sábanas y debajo de la cama, dentro de las fundas de mis almohadas, incluso en los bolsillos de mis piyamas pero no había nada…los pedazos que me hacían falta estaban realmente perdidos...no como cuando se te pierde un calcetín y lo encuentras semanas después detrás de la lavadora sino como cuando pierdes uno de tus aretes favoritos en los colchones del sillón. Mamá siempre decía que las cosas nunca se pierden en casa, solo hay que buscarlas bien.
Hubiera deseado abrir la alacena y ver todas y cada una de mis piezas faltantes escondidas en la caja donde mamá tenía todas las cosas que me confiscaba cada vez que me castigaba.
Hubiera deseado despertar menos rota, con cada una de mis piezas faltantes, despertar un día cualquiera de un mes absurdo de un año superfluo con todas las piezas que me faltaban ya en su lugar...completa.