Justo cuando el sol caía vencido
a los pies de la imponente noche
nos abrazaba una brisa marina
con olor de tormenta
y aprovechó nuestro respirar
que encontró a su paso
para provocar cierto alboroto
en nuestras hormonas
mismo que intentamos sofocar
para evitar caer en algún abismo.
Tal vez
solo yo, de iluso
tengo guardados algunos de esos momentos;
pero
si recreas con calma
todos los episodios
que antecedieron nuestra partida
ahí encontrarás
varios instantes perdidos en tu memoria
y de los que nada recuerdas
que produjeron profundos suspiros
y uno de ellos
dejó en la tela de mi cuello
una huella carmín indeleble.
WBelDe
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