Es imperioso,
digámonos algo,
pero sin pensarlo,
que emane del alma,
digámonos algo,
que goce de placer
nuestro interior,
y excite la sangre,
hace tanto tiempo
que callamos,
y no son secretos,
son rosas de otoño,
con aromas
de recuerdos,
son palabras
primaverales,
que saben
a ternura,
y fuego en
los labios,
son deseos
contenidos,
y embrujos
apasionados,
digámonos algo,
las agujas del
severo reloj,
no perdonan,
es nuestra hora,
mirémonos
de frente,
digámonos algo.
Víctor Bustos Solavagione