Adrian Labansat

HIJOS DEL VIENTO

 

Amantados por el cielo son del mar,

navegan sus existencias en  búsqueda de un sentido,

luz etérea, reflejo en lo alto del océano,

 

luminosos instantes que olas de fallecimientos separan

de sus minúsculos mundos que iluminan y oscurecen,

exilados del mar,  del cielo y de la tierra,

con la muerte moradora en sus cuerpos

duermen en piélagos que les evaporan.

 

Canto que musita en el fondo de su atormentada alma:

Todo es  polvo, Dios te perdonamos nuestra muerte…

 

Permanecieron el amor y sus obras en medio del ruido de peces, gaviotas y leones,

su destino ominoso vino ahogarles enterrándolos entre los siglos,

no han podido destinar en el cielo, son ángeles de alas rotas.

 

Un día llegará lo que atientas busca, un día incluso sabrá que busca,

en el torrente de su consciencia sentirá fusionarse el cielo, el mar y la tierra.

 

Un día se abrazaran y sabrán que son uno y lo mismo,

su estremecimiento habrá de extenderse, su llanto original será consolado.

 

Un día fallecerá mirando quizás el mar el cielo o la tierra,

la muerte se hará dueña absoluta de su cuerpo,

mudará desvanecido.

 

Despertará pero todo amanecerá dormido,

No habrá calles, puentes o edificios….

 

Olvidaran su pálida infancia, su vida tan delgada,

sus alegrías y dolores los recordarán otros labios,

sus manos se quedarán paralizadas como alas que se alejan de los pájaros,

sus parpados evitarán el resplandor del segundo día,

 

alguien mas recorrerá las cortinas que cubren sus ventanas,

alguien pasara su mirada por su cama pero estará vacía.