Intro al lector. Invocación al futuro. Me he encontrado con mi sombra, la evasiva sombra que quería atrapar en la noche cuando me volvía en mi huerta, y encontraba un agujero lleno de hormigas donde había tomateras, y un sonar de moscas por el día que peregrinaban a la vieja barraca abandonada donde se hundían en un enjambre ruidoso. Tan ruidoso como mi vieja carretilla, tan silenciosa cuando la robaron. He encontrado mi sombra, y he caído en un profundo vacío lleno de tristeza por el futuro al contemplarla. No, esa no es mi sombra, ni debiera ser la de nadie. Yo quiero darle forma, darle abrigo, darle socorro.
Escondidos entre las ruinas, más que como seres vencidos, como criaturas grimosas resignadas dentro de un anillo, en ocasiones en agujeros, ya como animales. Hermosos animales que viven la más desdichadas de las vidas. Ni aniquilados por la espada o sometidos por cadenas, ni brillantes entre sus semejantes. !Tan solitarios y faltos de autoestima en su propio rebaño! Tan distantes de su propio espíritu, errante como un gitano o un judío por el mundo, mientras su cuerpo moldeado por la pandilla, rumia por los mismo lugares, inquieto, asqueado, despreciado, sin que nadie se preocupe ni de hacerlos sufrir, ni de hacerlos amar. Ante su visión que desfila a diario ante mi, siento frío, un profundo escalofrió. Son como una interferencia en la evolución, o quizás el centro de ella, el principio de una maquina humana torpe, lenta, que solo sabe producir hielo y malestar, sin que sepamos el porqué, por qué hacer, no hacer nada ni dejan hacer.
Interferencia en el futuro que es de otros.
Pobres, pobres ninis boys. ¿ Nadie quiere salvarlos? Angelillo de Uixó, el padrino de los ninis boys.
Posdata He recuperado mi carretilla secuestrada por los ninis boys.