Vilmente ultrajada por oscuros especímenes agazapados en el frontispicio democrático, para descuartizar cada átomo de su espíritu en libertad ¡Oh, malos hijos, malvados y crueles miembros de los relucientes colmillos de la jauría amaestrada ¡Se han ensañado con la madre que sostuvo sus pasos extraviados. Fueron la escoria que se disfrazó con ropajes lustrosos, pero su desgraciado corazón siempre terminará delatándolos.
Volcaron su odio, tomaron la espada para emboscarla. Tupida red de miserias que se alzaron entre los gritos ensordecedores de una militancia enfermiza, destilan un odio tan profundo que desborda su sangre, se ufanan de sus podredumbres y hasta se alumbran con los destellos del sol oprobioso de los gendarmes. Océanos y pantanos fermentados de seres que anhelan poner el cuchillo en la garganta de la nación.
Quieren cavar la tumba de la patria. Quemar sus banderas que fue el sublime atavío de nuestros héroes, ellos han perdido la tranquilidad en sus tumbas; los malos quieren borrar sus historias, demoler las epopeyas que nos llenaron de heroísmo. Su ideal es sembrar la semilla de su estiércol, podrirlo todo para que reine la cizaña tan parecida a la muerte de copos bajos, de apariencia apacible que sabe ser relámpago en el hechizo del infierno. Hijos de la muerte, acarician la espada, besan con dulzura la guillotina que pende sobre las cabezas de la República.
¡Caed murallas republicanas ¡Exclaman con las cadenas de la opresión arrastrándose por nuestras calles, suenan con impertinente lucidez mientras las botas infectas de la opresión cierran las compuertas de la libertad. ¡Oh, libertad a la cual quieren someter hijos que nacieron de tu entraña, resistid mientras el fuego de tu copa los aniquila ¡ desde tu infancia descubriste que detrás del horizonte se esconde la maledicencia.
Venezuela resistirá. Sus hijos construirán anchos caminos que nos vuelvan a llevar hasta la libertad, patria grande y maravillosa que nos dejaremos morir. Suenan las trompetas que convocan a todos las que la amamos, eres el gran amor que seduce a nuestras vidas, nación de héroes, sueño de hombres y mujeres de bien que se han sembrado en tus surcos…