Me dijo callada “la historia es pasada,
de cariño duro no quiero más nada.”
Sus dos esmeraldas mojaban su rostro
y mi cuerpo inmóvil denotando asombro
respondió ´´morocha, por vos este día
daría el orgullo, el honor y la vida.´´
El cielo lloraba, mientras la besaba,
del suelo brotaban rosas sin espinas
tan inofensivas como esa pasión
que ya prometía ser un gran amor.
Pero sigiloso, comenzaba el alba,
La noche moría, realidad nacía.
Y mi sueño fugaz, efímera ilusión,
Se ríe nuevamente, de mi propia emoción
Qué gran contradicción, ser un pobre Pierrot,
Que cree que perdió lo que jamás tocó .