Árbol moribundo, tierra calcinante,
zarzas de espinas punzantes.
Seco paisaje de rabia solar,
ardentía y suplicio de las ramas.
Llanuras clamando el despertar de las nubes,
fragoroso suelo de raíces muertas
rendidas las hojas viajan al suelo inclemente.
Lagartijas se burlan de la quietud.
Resecos montes estallan en fuego,
mar inmenso de horizontes infinitos.
Esteros ciegos desaparecen los cielos
clamando el reflejo mágico del aguacero.
Inundado de desaparecidas lagunas
fenece de mengua el cansado riachuelo,
resucitando con la lluvia, luego.