En el patio de la casa materna
había árboles frutales,
rodeado de muchas macetas
con distintas especies florales.
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Había bahareques colindantes
con algunas casa vecinas
y viejos objetos colgantes
dejados casi a la deriva.
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Había una inservible bicicleta
y algunos grafitis en la pared
trazados con bonita letra
que con el tiempo se echó a perder.
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Había un perro viejo que ladraba
y algunos gatos vagabundos
que salían de noche a sus andanzas
y no dejaban dormir a uno.
.
Había en el patio también
un manojo de sueños arrinconados,
silencioso confidente del ayer
y un gran horizonte inexplorado.
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El patio de esa casa tan amada
fue sucumbiendo con el tiempo
todo se fue convirtiendo en nada
después que nos fuimos yendo.
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Hoy nada de aquello queda
en ese viejo patio materno,
sólo sobrevivieron algunas huellas
y un inmenso manojo de recuerdos.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.