¡Me marcho!,
corazón,
¡me marcho!,
de donde me empujan tu ira
y tu rechazo
sin motivos.
Me marcho ahora
con mi alma triste
de donde ya no crecen las rosas;
de donde los sueños se han truncado;
y de donde ya el eco de mi voz es mudo
porque ya no soy
quien provoca tus saltos
y suspiros al anochecer.
WBelDe
(Derechos Reservados)