Sorbo su soberbio placer,
Si desnudarla quiero.
No me hace falta ver
Como se revuelve
de amor placentero.
Ella no se afana ni se pierde en sus pies.
¡La quiero! ¡La busco! ¡La encuentro!
¡La secuestra mi mente vital!
Aunque no exhumo ni venzo
su lujuria serial...
Pero sé, por presupuesto, lo que tengo
que hacer para hacerla gritar: chupo
su cascada carnosa, sus labios
vehementes rosa,
inyecto mi lengua y ¡chas!
¡Explota, exhala y baila enhiesta
como una Diosa en ademán!
Se enrosca. ¡Mía!
¡Impertinente!
Respiro entre sus piernas y mente.
Se pierde en el infinito,
Al pasar tiempo conmigo.
¡Enhiesta toda! ¡La he conocido
en popa de su asombroso volcán!
¿En qué más complazco a mi Musa,
mi Diosa de verdad?
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