Tu mano bajo la mía, suavemente tomada
En una tremenda alegría, mi mano acariciaba
en esa intensa inquietud, tu mano me recorría
y la mía en juventud, locamente repetía.
Tu cabeza sobre mi pecho, descansada la sabía
miraba tu piel morena, entre mis dedos dormía
tu boca hablar quería, estando atada a la mía
con un candado de besos, soñabámos ese día.
La brisa arrulló dos cuerpos, que en extasís se movían
tus pétalos se fundieron, entre mi gozo de agonía
para lucir en la penumbra, su brillo de piel tenía
para engullirla en mi boca, con besos de algarabía.
Era un cúmulo de amores, donde los pechos yacían
el tuyo aún candente, con dos flores florecidas
El mío tersura brusca, que tu sima recorría
para al fin un descanso, abrazados permanecían.
Tu cuerpo jadeó tres veces, cuando la luna nacía
las estrellas pusieron su manto, a dos almas en agonía
para aquietar el sudor, con sales que florecían
y terminar el calor, que dos seres aún sentían.