Señor . . . ¡ Aquí estoy !
al fin pude doblar mis rodillas
abrir mi boca y enderezar mi lengua
para acercarme a Tí y hablarte.
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Señor, aquí están mis manos
¿ en qué puedo servirte ?
ya no quiero cargarte con mis penas
ni con mis debilidades, ni con mis errores,
ahora quiero servirte a Tí.
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Señor, ¡ Heme aquí !
hazme como uno de tus siervos
que madruga en cada jornada
con mis aperos de labranza al hombro
para servirte de sol a sol.
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Caminar el sendero que me trazaste
quiero llegar al campo de tu cosecha
tomar el arado de tus mandamientos
y la hoz de tu palabra santa, segándome.
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Labriego quiero ser de tu mies,
la servidumbre de tu trono
la semilla de tus enseñanzas quiero esparcir
y así, encontrar un lugar en tu refugio.
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Señor, ¡ Aquí está mi corazón !
para amarte sin límtes
Señor, aquí estoy
¿en qué puedo ayudarte ?
Jaime García Alvarez