Mi vida había sido yo y la sombra que me seguía
hasta que un día te apareciste cual hermoso sino;
ahora ya no cuestiono mis días-noches de sequía:
solamente me preparo para actuar sin ser dañino.
Cuando me pregunto por qué siento amor por ti
necesito mirar al cielo y preguntarle a lo divino;
la respuesta es silente, definida en decirme a mi
que solo tendré el secreto para andar su camino.
En busca del amor, no esperaba análoga presión
pero fue flecha la que ordenó por mano de Cupido
que sería de nuestros corazones sentir a la pasión
empezando a recorrer lo que sería nuevo cariño.
Felizmente, puedo decir una estrella me concedió:
de hombre, he evolucionado, en hombre renacido
cuidando de tanta experiencia religiosa, que besó
poniendo su corazón entre el alma y mis latidos.