Se ha escapado la vida de un tajo,
sólo una herida hecha sin desparpajo.
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Es una triste historia provincial,
de una muerte en forma circunstancial
donde una vil confusión criminal
cortó la vida de un hombre cabal.
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Un hombre inocente quedó en el suelo
con ojos abiertos mirando al cielo.
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Era un hombre amante de su trabajo
que pagó con su vida todo el mal
cometido, por su hermano gemelo.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela