Muchas veces al despertar en la mañana se tiene la sensación de q ha pasado muy poco tiempo desde la niñez al hoy, desayunamos recuerdos y nos envuelve la nostalgia, una mesa bien provista junto a los hermanos cómplices y amigos incondicionales, añorando los besos y los abrazos cálidos de los padres, donde reposaban nuestras travesuras y sueños, los postres más deliciosos se vertían de los labios amorosos de quienes no dieron la vida, y en un susurro se desvanece al presente y saboreamos un café rico pero muchas veces demasiado fuerte, la vida tubo q continuar sin ellos, muy difícil, y nos marco, hoy tenemos q mirar a los q nos siguen, nuestros amores, nuestros idilios, los hijos por quienes nos fortalecimos y recuperamos la alegría, las ganas de vivir. Pero como plato fuerte el compañero, el ser q nos prodiga cariño, amistad, amor, solidaridad, aquel o aquella q se despierta cada día con las ganas de decirte mi Amor y al
Acostarse un beso dulce como ese algodón de azúcar. Dios nos envió para que podamos continuar el viaje...