He llegado a la conclusión de que existo
porque contengo una energía que viene
dada por entes extraños a mi comprensión.
Vivo porque llevo una sustancia dentro
que me confiere el ánimo necesario.
No necesito nadie para vivir, mejor dicho,
no necesito nadie que no esté dentro de mí.
Todo está dentro y se refleja fuera.
El amor que en confusión atribuyo naciente
en otros existe en mí y hacia mí.
Existo para conocerme, por eso me reflejo
en los pequeños espejos que me rodean.
El amor es una energía que parte de mis
células, que existe mucho antes de mi
concepción.
Nadie posterior tiene la autoría, es solo un
reflejo del amor que nace en mí.
El amor es como el abrigo que sentimos
cuando nos vestimos, el calor no lo proporciona
el vestido, el vestido solo es un reflectante de
nuestro calor.