Hace unos días pasaba
al tranquito por enfrente
de este portal referente,
cuna de rimas profundas
y de amistades fecundas
desde el alma de su gente.
Quizás, me dije a mi mismo,
una visita despierte
a mi inspiración inerte
y vuelvan los tiempos de antes,
versos de amor, elegantes,
hoy tan cerca de la muerte.
Pero, viera usted paisano,
iba a tocar a la puerta
cuando un grito puso alerta
a mi equino “Marchatrás”,
lo que me llevó a ingresar
por una entrada desierta.
Nadie se asomó siquiera,
nadie notó mi presencia,
unos pocos, con paciencia,
pulían su bello escrito,
otros volvían al rito
de ensoñación y querencia.
Pero lo que me dolió
son los enojos y ofensas
por lo que dices, o piensas,
porque más que discordancia
yo le llamo intolerancia
y para ellos no hay defensas.
No es esta la prima vez
que ocurre algo tan sonoro,
en tanto tiempo en el foro
he visto a damas donosas
y a machos de dulces prosas
perder cordura y decoro.
Así pasé sin ser visto
y así me voy con mi canto,
que aunque no soy ningún santo
dejo banderas de unión,
lo digo de corazón
más allá del desencanto.
Saber mirar las estrellas,
la luna, sentir la brisa
recordando su sonrisa,
es mi camino elegido
nunca me den por perdido
mi andar no conoce prisa.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Ilustración: de la web, una obra del dibujante argentino Florencio Molina Campos, 1891-1959)