Déjame aquí con mis noches frías
y con mis días tristes;
déjame con el rasguño
que me dejó tu piel
cuando se deslizó sobre la mía;
aunque como compañía
solo tenga
el rojo intenso de tus labios
y una mirada borrosa
que dejaste impresos
en mi espejo manchado
y el alarido de un vago recuerdo
de alguna caricia de tu voz
cuando susurrabas a mi oído.
¡Déjame!,
sin temor a que te duela mi dolor
y no sientas culpa por ello
aunque yo monte un vehículo
sin ruedas
que va a ninguna parte
y me deja en cualquier lugar.
¡Déjame!,
y que no te importe
si de mi lecho
solo saltan los sueños suicidas
que dejaste
porque se niegan
a tener de compañía
los restos de un ramo de flores marchitas
y el vacío inmenso que ha dejado
el eco de tu ausencia.
Por mi parte
no te guardo rencor
con todo y que hayas dejado
mi alma tendida al sol
en mis bolsillos una carta
con un adiós
y este horrible olor a derrota
en mi colchón.
WBelDe
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