En la esquina del bar yo te besé,
y te besaba,
hasta que algo detrás de mí noté,
ella miraba.
Y mientras dulcemente nos mirábamos,
ella sonreía, pensaba y soñaba
que, si nosotros nos amábamos,
ella también podría amar al que ansiaba.
Día tras día, en el bar te besé,
y te besaba,
hasta que nada tras de mí noté,
ella no estaba.