Las oscuras golondrinas
de mi frío balcón
vuelan a no sé dónde
y en no sé cuál dirección.
Vuelan las golondrinas
escribiendo versos
en un efímero atardecer,
hilando los arreboles
con las claras tardes
de las raíces de otoño
y entre las blancas nubes
parecieran desaparecer.
Aquellas golondrinas
que dejaron una rosa
en mi balcón
ahora vuelan a no sé dónde
y en no sé cuál dirección.
Las golondrinas que dejaron
la flor del amor
en mi frío balcón,
e hicieron que ésta
entre los barrotes se enredara
dañando con sus espinas
pero sanando las heridas
con su olor
vuelan a no sé dónde
y en no sé cuál dirección.
Tal vez os vea, golondrinas,
tal vez encontréis un hogar mejor;
tal vez reviváis la marchita rosa
que ahora hiere pero no sana
mi balcón;
y la brisa se lleva
fría y leve
los pétalos secos
de la flor que le dio vida
a mi frío balcón
a no sé dónde
y en no sé cuál dirección