Recién la noche prendía sus luceros
hilandolos uno a uno en el universo
mirando al viento de los sentimientos
con parsimoniosa locura pensaba.
Donde su sombra bravía caminaba
con la cara brillante de nostalgias
por ese camino que la luna trazaba
como abrazando a la tierra mojada.
Los árboles entregaban a la brisa
sus hojas doradas bailaban en las ramas
mientras un susurro de plata se gastaba
entre los pensamientos de la enamorada.
Cuanta felicidad se amotinaba
en esos besos que volaban traviesos
para estrujarse en labios ajenos
que cariñosa lanzaba al viento.
Díjose mirando el espejuelo del agua
donde se secaran mis pensamientos
si él no sabe lo que por él siento
moviendo su cabeza siguió soñando ese viento