Tristes estos
ojos rojos
que observan
por mi ventana,
o casi siempre,
por la pantalla
de este bendito aparato.
El punto es,
que a donde vea
no importa
hacia donde
gire mi cabeza;
mi gente
actúa con
indiferencia
sin roche
ni pena
por este finito
y desgarrado planeta,
no vine al mundo
a divertirte
mientras este
se cae a pedazos.
Y asi, Fito me enseña.
Mientras camina al lado del camino.