Cierro mis párpados y sueño, y acaso todo cambia:
En un instante se van la muerte y el oprobio,
El verde es el verde que burla la nostalgia
Y el cielo es el pulcro recinto de los ojos.
Sólo crecen flores sobre la mar sin manchas,
Y el amor se separa de su amargo destierro…
¡Oh sueño fecundo! líbrame de arrogancia.
¡Oh Dios del Azar! por favor, déjame ciego.