Me detengo ante el reflejo del espejo, mas no logro mirarme, solo una imagen funebre y difuminada, me observa estática.
Con las manos temblorosas me acerco, para tocarla, mas mis dedos se pierden en ese triste reflejo.
Mis ojos cerrados, temen abrir sus pestañas, que como cerraduras antiguas, permanecen atrincheradas, para no violentar sus cerrojos de negro rimel, que las baña.
El espejo... parece llamarme, al momento que mi corazón da un vuelco...
No... no es el espejo... es la tristeza la que me llama, al no mirar mis ojos tristes, a mi lado tu réflejo.
Quiza un día te encuentre, cuando logre cruzar el espejo,y estaras de nuevo a mi lado, como ahora en mis sueños...
D.R. SAAG.
Luna de Hielo