Somos palomas, amigo de ojos dorados
Volemos por los confines del oscuro cielo
El viento acompaña nuestro descenso,
sobre esta tierra estrellada, este santuario lunar
Y el agua nos irradia la plenitud y la esperanza
Mientras las flores su color nos han de transmitir
Nuestro hogar está cerca, la paz llenará nuestros corazones
Y ni las brumas del pasado ni la incertidumbre del futuro,
aplacarán nuestra llegada, ¡Somos los hijos del sol!
Ni la muerte, ni el miedo, ni la ansiedad descarnada
Ni la tormenta, ni la sangre, ni el pensamiento destructor
Nada hará que nuestra aura fluya en el firmamento
Tras la magia de la madre curandera, de la dadora de vida
Hijos del destino, hijos de la noche, hijos del sueño
Somos los hijos perdidos por el ocaso, adoptados por la penumbra
Caminamos por el péndulo de los deseos aguerridos
Somos seres de arcilla, amasijos que con ahínco buscan su forma
Fluimos en el cosmos, nos diluimos en el astro rey