Solo necesitaría cinco minutos para olvidar que estuve vivo, que toda mi sangre , perdiese su cauce de vida, su color de granada, su buen gusto por los latidos profundos. . Si acaso, de cinco minutos tu boca y la mía , se asfixiarían contentas para nunca olvidarse, juntas. Tu boca y la mía , para siempre calladas por un “se aman” venciendo los tiempos Y las normas absurdas de lo cotidiano. . Recuerdo que un día te dije, (desnudo de lutos) - No le tengo miedo a la muerte - Porque cinco , son los milagros que transforman mi espalda en un cielo de soles a fragua y hierro fundido Cinco, las caricias que mi corazón necesita Donde mi nombre de piedra, así se borra Se transforma, edades del llanto frío En un paritorio de latidos nuestros. . Recuerdo que un día te dije, - decidí ser esclavo, de tu fresca lluvia - Así como las flores heridas de Junio, del estío tan sedientas, depender de tu boca, O poeta o exiliado de tus latidos y los míos Yo de tus labios naceré y moriré callado en silencio... Naceré como nunca, moriré como siempre . Como siempre o nunca En cinco minutos o cinco caricias Siempre,,, que tú me lo pidas.