Escribe de mañana y mientras vive nos consume entre los miasmas la vorágine en su ingravidez constante e incólume, se consume y duele, asume que los hombres en su turba más se ignoren o empeñasen ser mejores que los demás hombres, con su mente que con suma a lo sublime no se alcance más acorde que el que nos desune, se consuma y nos consume cuando aturde, cuando clama y sueña en balde con un mismo orden deformando al inconforme lo consume, porque alude y no se elude ese performance muy al borde donde aborda en desdeño lo inmune y lo que estorba, su consumo en agua turbia, me consume y más nos come si se pierde si se urde en el volumen de una tarde que cae débil y al borde de la dehesa donde habita aquel que escribe su debacle.