Las musas
vestidas de vivencias,
me hablaron de ti.
Eras una preciosa gaviota
con un vuelo natural,
armonioso,
libre.
Un día,
caíste herida
por un dardo envenenado;
lanzado
por una bestia
escondida en el interior
de un hombre.
Te recogí,
curé tu dolor
con la medicina de mi amor.
Tus alas
volvieron a poblarse
con un plumaje alegre.
Ahora,
tu vuelo
ha vuelto a ser libre,
muy elevado;
eres tú,
ave pasajera
que vuelas hacia la realización
de tus sueños,
de tus ilusiones,
de tu existir...