Pepe Pnca

109. RELATO

 

 

 

109. RELATO

 

 

 

TRAICIÓN A DOS VOCES

 

 


1a. VOZ

 

- Usted cree, doctor, que si no la extrañará estaría aquí tratando de darle una solución a lo que no tiene remedio. Ahora recuerdo lo que ella me dijo aquel día de nuestra despedida \"espero que te trague el mundo, para no volver a verte nunca\" y yo solo me conforme con mirarla por unos minutos que se hicieron eternos (no sabe como me duele ahora que al verla a todo ella mi corazón palpitaba) su pelo encrespado y negro, doctor, que aun hoy lo recuerdo y me vuelve loco; a veces cuando ella dormía me gustaba enredar mis dedos entre sus crespos seductores, quedaban ahí enlazados y nos fundíamos luego en un largo y mediano beso. Su rostro piel canela que también endulzaba con suaves caricias con mis dedos, tocaba sus mejillas gráciles y cálidas para deborarme su delicada piel en mi boca. Alta como es ella. delgada y delineada su cintura, que me gustaba envolver entre mis brazos, mientras ella entono imperativo me recordaba que el tiempo se nos iba entre las delicias de nuestro amor.


¡Sí!, aun la amo con loca pasión y con la fuerza de mil mares. Esta en mis recuerdos, sumergida y suspendida en mi corazón, en sus abismos impenetrables a llegado para conquistar su oscuridad. No vivo, ni respiro ya sin ella, ahora los días sin ella no tienen sentido. doctor, mi alcoba es un antro vacío por su ausencia, no como, no confió ya en nadie, no paso al teléfono porque espero que sea ella para poder perder el sentido de nuevo. En mi trabajo, al recordar a diario que ella me llamaba, la monotonía sin sus tibias y cálidas palabras me parece superfluo y hasta he pensado renunciar a él y tal vez irme a otra ciudad para poner una distancia a lo que, como ve usted, se ha vuelto en una locura.


No voy a decir mas, ni quiero hacerlo, como ve doctor mis palabras son sinceras y salen de lo mas profundo del corazón desgarrado. Si la ve dígale, que a un cuando me duela no volver a verla, en una caja que deje abandonada en el pasillo a la entrada de nuestro departamento le dejo todo lo que a ella le pertenecía. Que me quedo con el libro de mis crueles versos, que iban a ser solo para ella, impregnado estaba de todos mis sueños y fantasías que ella como musa despertaba siempre en mis noches y días de inspiración; ese, tal vez, lo queme, ¡Sí!, porque no quiero guardar nada que me recuerde su traición.


Y no lo molesto mas señor, estos recuerdos y traiciones, el remedio es hundirme en un bar quien sabe durante cuantos días y noches continuas para ver si puedo olvidar definitivamente su ingrato y malsano amor traicionero.- Dijo David al joven abogado y luego salió del consultorio.

 

2a. VOZ

 

- No se que fue lo que causo que David se alejara, acaso el no sabe cuanto lo amo, como me faltan sus caricias, que me enrede sus dedos en mi pelo. No he vuelto a llamarlo a su trabajo para desearle éxitos, pues se que no me va a responder. Acaso cree que tengo ojos para ver a otros hombres como el cree.- Dijo Helena llorando.


- La vio muy efusivamente aquel día que usted llegaba de una fiesta con sus amigas, abrazada de aquel joven, por largo tiempo estuvo observándolos, y pensó que usted le estaba siendo infiel por eso aquella noche no llego, oh bueno si lo hizo, pero no se acerco a usted señorita. Se lo dije a él y ahora se lo digo a usted, deben aclarar las cosas, mire que todo cuanto les ha sucedido por estos días no es solo sino producto de un mal entendido; por lo que usted me dice y que él no le ha querido entender aquel joven con el que usted se encontraba abrazada y molestaba, era su hermano, explíqueselo y vera como todo va a ser igual que antes.- Respondió el abogado.


- Eso quisiera doctor, pero él no contesta mis llamadas y cuando voy al apartamento me manda decir con el celador del conjunto que no pierda el tiempo, no va a salir a recibirme. A veces prefiero que me arrancasé el corazón y dejar de sentir el frío de su distanciamiento, el dolor de su indiferencia, la herida que me causa su desconfianza. Todo mi mundo se ha vuelto al revés, parece doctor, que deje de importarle pues a mi aun después de todo este tiempo lo sigo queriendo como el primer día.- Seco sus lágrimas y termino por decir:


- Dígale, que lo queme todo, que me resigno a perder su amor.- Término por decir Helena.


El joven abogado la vio levantarse del asiento,\"en verdad es bella\" pensó para si, dirigirse a la puerta y vio como enjugaba sus lágrimas, se detuvo y lo miro fijamente a los ojos, trato ella de decirle algo pero se contuvo, en ese instante él rompió el silencio y antes de que ella saliera de su consultorio le dijo:


- A veces creemos en lo que nuestros ojos ven, y no confiamos en las personas a quienes mas amamos. Luego el resentimiento y el dolor no van a curar las heridas del corazón, hay que entender algo, y es que cuando se ama de verdad se debe anteponer al otro por encima de nuestras propias heridas.- Dijo el joven abogado.